LA FE DE BAHA'I




LA FE DE BAHA’I


Un Summario de

Sus Objetivos, Enseñanzas e Historia

por

Joel B. Marangella

El Tercer Guardián


Originalmente desarrollado en 1972 por el Instituto Nacional
de Enseñanza de la Fe de Bahá’í Ortodoxa de los Estados Unidos,
esta nueva versión ha sido producida en 1993
por The Mother Bahá’í Council of the United States



Las Palabras de Bahá’u’lláh

El Autor de la Revelación de Bahá’í


La Fe de Bahá’í

  • reconoce la unidad de Dios y Sus profetas,

  • mantiene el principio de una busca desencadenada para la verdad,

  • condena todas las formas de superstición y de perjuicio,

  • enseña que el propósito fundamental de la religión es para promover la concordia y la armonía,

  • declara que la religión tiene que ir mano-en-mano con la ciencia, y que constituye la única y última base de una sociedad tranquila y progresiva,

  • inculca el principio de igualdad de oportunidades derechos y privilegios de ambos sexos,

  • aboga la educación obligatoria,

  • abole las extremos de probeza y riqueza,

  • recomienda la adopción de un auxiliar lenguaje internacional, y

  • provee las agencias necesarias para el establecimiento y la salvaguarda de una paz permanente y universal.

Shoghi Effendi, Primer Guardián de la Fe de Bahá’í


La Fe de Bahá’í enseña que la unidad mundial es la etapa inevitable hacia que la sociedad ha estado moviendo en un proceso larguísimo de desarrollo por las edades desde la infancia hasta la madurez; y que para guiar humanidad en este proceso evolutivo, el Creador ha revelado Su Palabra y Sus Leyes de edad a edad mediante un intermediario elegido, un Profeta o una Manifestación de Dios. Para los Bahá’ís estos intermediarios divinos han sido interlocutores expresando la sóla Palabra de Dios, adaptada en cada edad a las necesidades particulares de la humanidad al tiempo. La influencia ennobleciendo de esta Palabra sobre los corazones y las mentes de los hombres ha sido el civilizador verdadero de la humanidad y la causa de su progreso.

Todas las Manifestaciones han profetizado la veniada del "Día de Dios" un Día cuando la humanidad se uniría en un sólo Conjunto con un sólo Pastor debajo la Paternidad del único Dios, un Día en que el Reino de Dios se estableceria sobre la tierra como está en el Cielo. La Fe de Bahá’í proclama que Dios ha cumplido Su Promesa antiqua y que este gran Dia amaneció con la venada de Bahá’u’lláh, el Prometido de todas las edades.

Los Bahá’ís reconocen a Bahá’u’lláh como el Interlocutor de las Leyes de Dios para este Día y el Revelador de Preceptos que ellos creen recrearán y unirán a la humanidad espiritualmente y establecerán el largo-prometido Reino de Dios sobre la tierra — y la edad más gloriosa de la vida ordenada de la humanidad sobre este planeta.

La Fe de Bahá’í nació en Persia a mediados del último siglo. Sus principios tempranos están marcados por sucesos recordativos de las hazañas más nobles de los grandes héroes y mártires religiosos del pasado. Sus creyentes tempranos manifestaron una devoción y dedicación sin igual, un heroísimo y coraje intrépido y un amor todo consumidor que los permitieron sacrificar cada enlace mundano y ofrecer su vida de buena gana y hasta ansiosamente en la servidumbre de su Lider. Algunos 20,000 de ellos, hombres, mujeres, y niños igualmente llegaron a ser finalmente mártires a su Fe.

El 23 de mayo de 1844 un joven con apellido de el Báb (la Puerta), proclamó el advenimiento de una nueva era y anunció que Él era el “Precursor” del “Prometido”, El que había sido el “Objeto único de todas las revelaciones previas.”

A pesar de las fuerzas abrumadoras de oposición dentro de Su país nativo, el Báb tuvo éxito durante Su ministerio de seis años en ganar a Su causa la adherencia de unos miles de creyentes, incluyendo algunos de los teólogos más distinguidos y eruditos de Persia. Su ministerio turbulento terminó con Su martirio por un piquete de ejecución militar en la plaza pùblica de Tabriz en 1850. Aunque la persecución y maitrio extenso de Sus discípulos habían reducido sus rangos a un remanente, la llama espiritual que el Báb había encenidio en Persia no podía extinguirse. Esta llama se destinó a quemar con una intensidad renovada con la llegada de El pronosticado y anunciado por el Báb.

El Prometido, el Autor de la Revelación de Bahá’í, era Mírzá Huseyn ‘Alí, con apellido de Bahá’u’lláh (Gloria de Dios), el hijo de un hidalgo persa. Había sido, desde el inicio del ministerio de el Báb uno de los partidarios más fieles y más intrépidos de el Báb. Anque Bahá’u’lláh escapó el destino que había derribado a la mayoría de los partidarios de el Báb. El fue, arbitrariamente despojado de toda Su propiedad y de todos Sus derechos y cruelmente encarecelado en una mazorra subterrránea en Tehrán donde se colocó por cuatro meses con cadenas pesadas alrededor del cuello y con los pies en cepos. Mientras lanuridicienco eneste hoyo negro y aborrecible, fue transgormado cuando recibló la primera intimación divina de Su futgura misión, Bahá’u’lláh, al describir esta experiencia, dijo:

Mientras absorto en tribulaciones oí una voz maravillosa más dulce, llamando arriba de Mi cabeza. Al mover la cabeza, vi a una doncella — la personificación del recuerdo del nombre de Mi Señor suspendida en el aire en frente de Mí. Tan regocijada estuvo ella en su propia alma que su aspecto brilló con el ornamento del buen placer de Dios, y las mejillas estaban encendidas con el lustre del Todo misericordioso. Entre la tierra y el cielo ella estaba levantando una llamada que cautivó los corazoneses y las mentes de los hombres. Señalando con un dedo a Mi cabeza, se dirigió y todos los que están en el cielo y todos los que están sobre la tierra, diciendo: "Por Dios! Éste es Él más amado del mundo, y vosotros todavía no lo comprendéis. Éste es la Belleza de Dios entre vosotros y el poder de Su Soberanía dentro de vosotros, si vosotros lo podríais entender. Éste es el misterio de Dios y Su Tesoro, la Causa de Dios y Su Gloria hasta todos en los reinos de Revelación y de Creación, si vosotros sois entre ellos que perciben!"

Fue así que Dios primero reveló a Bahá’u’lláh que Él fue el profetizado por el Báb y por todas las grandes Manifestaciones del pasado que vendría en el "Tiempo del Fin" como el "Dios de la Hostia," "el Principe de Paz," y "el Mesías Prometido."

Sobre Su Liberación de este encarcelamiento trágico, Bahá’u’lláh estuvo desterrado a Baghdád. El vivió en esta ciudad por diez años, interrumpido por una morada de dos años en los desiertos montañosas de Kurdistan donde vivio completamente sólo. Al regresar a Baghdád de Kurdistan Su fama rápidamente extendió y pronto una corriente constante de visityantes, incluyendo muchos notables y dignatarios, se dirigían a Su presencia. Alarmados por la fama y la popularidad creciente, de Bahá’u’lláh, Sus enemigos lograron en efectuar Su adicional destierro a Constantinople y, después de unos pocos meses en esta ciudad, a Adrianople donde se quedó por cinco años. Allí, por primera vez, proclamó públicamente Su Fe en numerosas tabletas dirigidas a los Reyes de la tierra, a los líderes eclesiásticos cristianos y múslimes y a numerosos otros. Bahá’u’lláh al describir este período de Su ministerio, dijo: "En aquellos días el equivalente de todo lo que ha sido enviado para abajo en tiempos pasados a los Profetas ha sido revelado."

Los enemigos de la Fe, temiendo de nuevo la influencia creciente de Bahá’u’lláh, causaron Su destierro otra vez a un lugar remoto y desolado donde sintieron seguros que ya no podría influenciar a cualquiere, la colonia penal de ‘Akká, Palestina, a donde Él llegó en 1868.

Los nueve años iniciales de este exilio estuvieron pasados en encierro estricto y estuvieron marcados por dificultades extremas. Sin embargo, estuvo permitido a pasar los últimos años de Su vida en relativa tranquilidad en una residencia en la vecindad de ‘Akká.

Solamente un Occidental, un non Bahá’í, tuvo una audiencia con Bahá’u’lláh. Aquél fue el orientalista distinguido, el Professor Eduardo G Browne de la Universidad de Cambridge, que Lo visitó en 1890. El profesor describió esta reunion en parte, como sigue:

En el rincón donde el diván tocó la pared estaba sentada una figura admirable uy vererable.... cuya cara yo contemplé y nunca puedo olvidar, aunque no la puedo describir. Aquellos ojos penetrantes parecieron a leer el mismo alma; el poder y la autoridad se sentaron en esa frente amplia; mientras las líneas profundasen la trente y cara implicaron una edad que el pelo tan negro como el azabache y la barba ondeando abajo en lozania indistinguibl e casi a la cintura parecieron a desmentir. No hubo necesidad a preguntar encuya presencia yo estuve cuando yo hice una reverencia antes de Uno que es el objeto de una devoción y amor que los reyes podrían envidar y para lo que los emparadores podrían suspirar— pero en vano. Una voz dignigicada y moderada me dijo que me sentara y entonces continuó:

"!Alabado sea Dios que tú has logrado! Tú has llegrado a visitar a un prisionero y a un exilo. Deseamos sólo lo bueno para el mundo y la felicidad de las naciones; pero nos consideran un agitador de contienda y secició, merecedor de servidumbre y destierro. Que todas las naciones le lleguen a ser una en fe y todos los hombres sean como hermanos; que las cadenas de cariño y unidad entre los hijos de hombres se fortalezcan; que la diversidad de religión cese, y que las diferencias de raza sean anuladas—? Qué daño habrá en esto? Pero así será: Estas contiendas infructuosas, estas guerras ruinosas pasarán, y la Pas Más Grande vendrá."

Bahá’u’lláh murió en 1892, la mayoría de la humanidad, hasta ahora, inconsciente de Su Estación, de Su Misión y de Sus Enseñanzas que los Bahá‘í consideran a ser la única prescripdión y el remedio duradero para los males espirituales ahora afligiendo y dividiendo la humanidad.

En el Testamento de Bahá’u’lláh, El hizo un contrato duradero con Sus discipulos diferente de cualquier contrato hecho por los Profetas anteriores. En este Testamento Bahá’u’lláh designó a Su hijo el mayor, ‘Abdu’l-Bahá (Sirviente de Bahá), el Centro de Su Contrato y el único intérprete y modelo de Sus Enseñanzas, asi eliminando la posibilidad de intérpretes escogidos — por sí mismos — de Su Palabra causando cismes en la Fe después de Su salida, tal como aquellos que ocurrieron en las religiones del pasado con resultados permanentemente divisivos.

‘Abdu’l-Bahá había sido particularmenteíntimo con Su Padre y había compartido en Sus sufrimientos desde la primera niñez. Después de asumir las responsabilidades de Cabeza de la Fe, siguiendo el paso de Su Padre, Él trabajó incesantemente para la promoción de Su Causa. A una edad avanzada viajó a Egipto y a los continentes Norteamericanos y europeos y dio conferencias extensivamente en las iglesias, las sinagogas, las universidades y antes de orgaizaciones numerosas y variadas y reuniones privadas. Cada uno que vino en contacto con Él testificó al car´cter exaltado de Su vida, una vida en que Él ejemplificó las ideales y los principios de la Fe de Bahá‘í. En Haifa, Palestine, que vino a ser Su hogar, Sus visitas diarias a los hogares de los enfermos y los necesitados Lo hicieron amado del pueblo. La asistencia que, a través de Su previsión sabia, Él había sido capaz de dar a los residentes de Haifa durante el hambre que acompanó el sitio Británico de la Tierraa Sagrada Lo ganó no solamente la gratitud de la gente pero la apreciación y reconocimiento oficial del Gobierno Británico en forma de una caballería ortogada sobre Él por este servicio.

El Murió en Haifa en 1921. Su funeral fue único en la historia de la Tierra Sagrada, porque miembros de cada clase, religión, y raza y los reprensentantes del gobierno se juntaron en rendirie homenaje y en elogiar Su vida y Su servicio ejemplar a Su prójimo.

El legado mayor de ‘Abdu’l-Bahá a las generaciones futuras de Bahá‘í fue Su Testamento. La Orden Administrativa de Bahá’í que este Testamento establecio es unica en los anales de los sistemas religiosos del mundo porque sus Instituciones han sido delineadas por ‘Abdu’l-Bahá, el Sucesor designado de Bahá’u’lláh y el Centro de Su Contrato, que, en escribir Su Obra inmortal, fue inspirado por la Manifestación del Dios Mismo. Por esta razón, los Bahá‘í creen que su Sistema Administrativo se concibde divinamente en contraste con los sistemas administrativos hechos por los hombres que fueron desarrollados necesariamente por los discípulos de las grandes religiones del pasado en ausencia de guía en tales asuntos de sus Fundadores respectivos.

El Testamento de ‘Abdu’l-Bahá estableció la Institución de Guardianía como la oficina espiritual suprema de la Fe e invirtió sus sucesivas titulares con el derecho exclusivo a interpretar la Sagrada Escritura de Bahá’í, el derecho que Bahá’u’lláh había conferido sobre ‘Abdu’l-Bahá en Su Testamento. Este Testamento confirió exclusivamente sobre el Guardián de la Orden Administrativa la autoridad para servir como jefe permanente del Consejo Legislativo más alto de la Fe — la Casa Universal de Justicia. Su Testamento aseguró la continuidad ininterrumpida de la Guardianía para la duración de la Dispensación de Bahá’í haciéndolo necesario que cada Guardián designara a su sucessor durante su vida. Este nombramiento se consedera infalible y por la tanto no puede ser desafiado por todos los Bahá’ís fieles al Testamento de ‘Abdu’l-Bahá; y así, a través de estas provisiones está libertado de interpretaciones hechas por hombres de la Palabra Sagrada y de la legislación por su más alto Cuerpo legislativo de leyes subsidiaras contrarias al espíritu o la letra de las Leyes reveladas de Bahá’u’lláh. Aunque el Testamento de ‘Abdu’l-Bahá les dio a los Guardianes el mismo derecho a interpretar la Palabra Sagrada que el Testamento de Bahá’u’lláh le había dado a ‘Abdu’l-Bahá, los Guardianes, los ministros elegidos del Contrato, no ocupan la misma estación como ‘Abdu’l-Bahá, el Centro del Contrato. Los Guardianes son capaces de desempeñar esta función, pero todavía permanecen completamente humanos, infinitamente inferiores en rango a, y diferentes en naturaleza de, ‘Abdu’l-Bahá, mucho menos Bahá’u’lláh.

El Testamento de ‘Abdu’l-Bahá nombró a Su nieto mayor, Shoghi Effendi Rabbani, primer Guardián de la Fe de Bahá’í.

Durante el ministerio de Shoghi Effendi, la Fe fue llevada a más de 250 países y territorios del mundo y ambos consejos administrativos locales y nacionales de Bahá’í multiplicaron. En 1951, Shoghi Effendi consideró que el tiempo había llegado a organizar las primeras internacionales instituciones de Bahá’í, la Casa Universal de Justicia, en forma embrionaria, con su asiento en el Centro Administrativo Mundial de Bahá’í en Haifa, Israel. Shoghi Effendi fue inducido a hacer esta decisión en ese momento como resultado del nacimiento, después de 2000 años de una nación independiente en la Tierra Sagrada y la madurez de nueve Consejos Administrativos Nacionales de Bahá’í.

Como Cabeza de esta Casa Universal embrionaria de Justicia, Shoghi Effendi nombró a Charles Mason Remey. En esta manera Shoghi Effendi confirió sobre Mason Remey las más alta posición de autoridad en la Fe excepto para Él mismo y así designó a su heredero aparente para la Guardianía.

En 1957, Shoghi Effendi murió repentinamente e inesperadamente. Los Bahá’ís anticiparon a hallar el sucesor de Shoghi Effendi nombrado en un Testamento convencional, aunque el Testamento de ‘Abdu’l-Bahá no especifico que los Guardianes nombraran sus sucesores en esta manera. Cuando no se encontró un tal documento, había consternación gerneral dentro de la Fe, porque los Bahá’ís no percibieron que Shoghi Effendi había proveído por su sucesor unos siete años antes cuando designó a Mason Remey el Presidente de la Casa Universal embrionaria de Justicia: El Consejo de Bahá’ís Internacional.1  Faltando a reconocer la accesión de Mason Remey a jefatura de la Fe, por virtud de este nombramiento, muchos Bahá’ís perdieron la fe que habían profesado en la indestructibilidad del Contrato de Bahá’u’lláh y en la inmortalidad de las provisiones del Testamento de ‘Abdu’l-Bahá y concluyeron que la institución de Guardianía había terminado. Esta situación continuó por más de dos años durante cual tiempo Mason Remey permaneció silencioso, esperando que los Bahá’ís descubrirían de su propio acuerdo, la manera en lo que Shoghi Effendi había proveído para la continuidad de la Guardianía, como resultado, reconocerían la autoridad con que él había estado invertido por Shoghi Effendi. Como esto no ocurrió y como la doctrina de Sans-guardián promulgada por aquellos que habían perdido fe en el Contrato fue ejerciendo influencia sobre un número creciente de Bahá’ís, Mason Remey estuvo forzado romper su silencio. Envió una Proclamación en 1960, declarando en claros e indisputables términos la base por su accesión a la Guardianía de la Fe automáticamente sobre la muerte de Shoghi Effendi. Debido al efecto de la doctrina de Sans-guardián a través del mundo de Bahá’í, Mason Remey se encontró opuesto por una mayoría de los cuerpos administrativos nacionales de Bahá’í por todo el mundo. Ellos influyeron por turno, a los creyentes en sus países respectivos a rechazar su Guardianía. Un remanente de Bahá’ís, sin embargo, que había permanecido leal en su fe en el Contrato y estaba convencido de la esencialidad de la Guardianía a la vida y continuada protección de la Fe, le dio la bienvenida a la Proclamación de Mason Remey y lo abrazó alegremente como el segundo Guardián.

1. De acuerdo con Su Testamento de ‘Abdu’l-Bahá, el Guardián de la Fe es la "cabeza sagrada" de la Casa Universal de Justicia. Por lo tanto, la Presidencia de la Casa de Justicia y Guardianía son términos sinónimos.

A pesar de la oposición fiera que la Proclamación egendró y las maquinaciones de esta nueva generación de violadores del Contrato de Bahá’u’lláh, la Fe verdadera bajo la Guardianía hereditaria comenzó lentamente a crecer y a ganar adherentes a sus rangos en los cuatro rincones de la tierra. La marca de marea alta en este progreso fue alcanzado con el anuncio histórico hecho por el segundo Guardián el 21 de septiembre de 1964 de la creación del segundo Consejo de Bahá’í y nombrando como su Presidente Joel B. Marangella. A través de los midios ed este anuncio histórico, el segundo Guardián, lo mismo que e primer Guardián, anunció públicamente a los creyentes que él había escogido como a su sucesor potencial a Guardianía (i.e., a saber, él nombro al Presidente del Consejo). Pero había ido un paso además que Shoghi Effendi para reforzar este nombramiento y para evitar cualquier duda futura por colocar en las manos de su sucesssor futuro mucho por adelantado de este anuncio público un documento escrito en su propia mano nombrándolo como su secesor. 2

2. En 1965 Mason Remey activó el segundo Consejo de Bahá’í Internacional y le dio dirección de los asuntos de la Fe a Joel B. Marangella. En una carta proclamataria del 12 Noviembre de 1969, dirigida a "los partidarios fieles del Contrato de Bahá’u’lláh en todo el mundo." Joel B. Marangella explicó la manera de su nombraamiento a la Guardianía

Ya que la mayoría de los partidarios del tercer Guardián estuviera en los Estados Unidos, Joel B. Marangella estableció un Buro Nacional de Bahá’í en la Ciudad de Nueva York para administrar los asuntos de la Fe en una base provisional y limitada. El Buro se movió subsiguientemente a Nuevo México en 1972.

En 1978 las funciones del Buro estuvieron asumidas y ampliadas por el Consejo de Bahá’í local de Roswell, Nuevo México, un cuerpo de nueve creyentes que fue designado por el tercer Guardián como la Madre Bahá’í Consejo de los Bahá’ís Ortodoxos de los Estados Unidos. El Consejo estuvo asignado jurisdicción administrativa nacional de Bahá’í pendiente la formacón de un Consejo Nacional de Bahá’í cuando la Fe en los Estados Unidos se amplie suficientemente.

La Madre Bahá’í Consejo, además a propagar la Fe a través de periódicos y revistas, ha insertado cartas y suplicas abiertas hechas por el Guardián en periódicos de los Estadops Unidos y en el extranjero para convencer a los otros Bahá’í que Shoghi Effendi proveyó para la continuidad de la Guardianía en acuerdo completo con el Testamento de ‘Abdu’l-Bahá.

Aunque los rangos de los Bahá’ís fieles son decimados por esta violación de la actualidad del Contrato de Bahá’u’lláh, no tienen dudas en-cuanto-al resultado eventual. Recuerdan vívidamente las pruebas duras repetidas y los ensayos y las crises internas recurrentes, acosando esta Causa de infante de Dios desde su principio, de las que emergió invariablemen te victoriosa, purificada, y finalmente fortalecida. Ellos, por lo tanto, permanecen supremamente confiados de la victoria completa del Contrato de Bahá’u’lláh sobre esta violación y la marcha avanzanda de la Fe verdadera de Bahá’u’lláh a su prometido destino glorioso.